En una sociedad hiperconectada e hipercontrolada está surgiendo un nuevo valor. Cuando los estados y corporaciones espían sistemáticamente a los ciudadanos el hecho de poder almacenar datos fuera de Internet se está convirtiendo en una práctica cada vez más común, e incluso en una forma de negocio.
Recientemente una empresa que se va a dedicar a almacenar en frío Bitcoin, mejor dicho las claves para acceder a ellos, a recibido una inversión de 20 millones de dólares por parte de varios fondos de capital riesgo.
Esto ocurre porque la única manera de mantener datos realmente privados es que no estén en la red, ya que de una manera u otra, por incompetencia o por error, un hacker una corporación o un gobierno, pueden acceder a casi cualquier dato que está en la red.
Por tanto almacenar datos en frío (offline) o no conectados a Internet es un valor añadido y una práctica cada vez más habitual.